El territorio europeo se caracteriza por pequeños centros históricos que representan un importante patrimonio cultural para su identidad, cada vez más en estado de abandono en unos casos fruto de una progresiva despoblación, en otros de trágicos eventos que han provocado destrucción. Durante años estos lugares han estado en el centro de un debate sobre posibles estrategias de protección, promoción y valorización. El estado de la pandemia propone una nueva reflexión sobre el tema. Si en los últimos años la tendencia ha sido proponer una conversión a favor del turismo, tal vez hoy sea posible rastrear algunos valores que fueron la base de una forma de vivir y que ofrecen la posibilidad de pensar en nuevas urbanidades. Se utilizan algunos casos italianos ejemplares para reflexionar sobre el papel de nuestra disciplina y sobre la importancia de que las nuevas intervenciones sean también expresión de la configuración espacial de una sociedad.
